EL AIRE NOS GUÍA PERO NOS FRENA
- Juanjo Argos
- Ana Sobrino
- Iván Expósito
La incertidumbre de saber que es lo que nos deparaba el pozo donde nos habíamos quedado en la anterior entrada nos hace volver pronto a esta torca. Tras unos pequeños trabajos de desobstrucción en la diaclasa después del pozo de entrada, se llega hasta punta. Antes de instalar la vertical, se ensancha el paso al meandro para facilitar los trabajos.
Instala Ana y baja Juanjo el esperado pozo, que debido a su morfología no deja ver lo que esconde hasta que éste toca suelo y tras él, el resto del grupo. Se trata de la base de un pozo, que se ha formado tras vaciarse las fuertes curvas de un meandro, que aún se pueden ver en la parte alta, y en la base del pozo, además de en las paredes, donde ha dejado finas y cortantes lajas. La verdad es que es curiosa la forma de este pozo, y sobre todo el meandro estrecho y perfecto que dibuja en el techo y en el suelo, donde se vuelve a desfondar en otro pozo de unos 50mts. Pero como no iba a ser de otra manera, esta cabecera también se iba a vender cara, obligando a forzar su paso.
Tras comer, Iván comienza a instalar la vertical sin tener muy claro si se va a conseguir pasar sin desobstruir, escuchando desde la cabecera un ruido a lo lejos. Finalmente consigue colarse, y el pozo se abre de una forma vertical y limpia. En su base, totalmente lisa, nace un pequeño meandro tallado en el suelo que se pierde en una fisura en la pared, de donde proviene el fuerte ruido que se escuchaba desde la cabecera, y que no es mas que el aire de este ¡¡¡pequeño!!! agujero soplador. Todo el aire que se ha seguido hasta llegar aquí, sale por este pequeñísimo agujero, por el que es imposible ver que hay al otro lado, ni si quiera se puede lanzar una piedra por él. Tras esta desilusión y creyendo complicado continuar por ahí, aunque no se desestima del todo, Iván comienza a subir, observando una posible ventana a un pozo paralelo en mitad, que se deja para mirar la próxima vez. La salida de Iván por la estrechez de la cabecera se complica y necesita ayuda de Juanjo y Ana, para finalmente y después de un buen rato, consigue salir. Por ello Juanjo decide hacer una pequeña desobstrucción, retirando una colada y bloque a mazazos, que no tarda en caer por la gran vertical. Ahora queda otra zona mejor por la que acceder al pozo. Solo queda salir a la superficie, con la extraña sensación agridulce de habernos topado con un paso muy complicado, pese a la ilusionante corriente de aire que cruza por él.