SEGUIMOS CON GANAS DE BARRANCOS: HOZ DEL VAU DE AZONES
Aprovechando la buena racha de buen tiempo que nos está dejando este mes de mayo, nos volvimos a juntar cuatro compañeros del club para continuar con el descenso de barrancos. Esta vez tocó Asturias y aunque barajábamos tres posibilidades, nos decantamos por la Hoz del Vau de Azones. Así, a las 10 de la mañana del domingo 18 de mayo, nos dimos cita en la gasolinera próxima a donde se debía dejar el vehículo de retorno y desde donde también corroboramos que baja caudal, aunque menos del esperado.
Ya a las 11:30, con todo más que preparado y con el segundo vehículo en la pista de aproximación (con algún que otro susto), iniciamos la pateada hacia el comienzo del barranco bajo un sol de justicia. No sería hasta las 12:30 cuando, ya ataviados con el neopreno, montamos el primer rápel que bien rezamos porque tuviera una marmita llena de agua fresquita. Al principio el barranco era más bien un riachuelo bien vertical pero sin mayor encanto. Una vez llegamos a la primera zona más encañonada, pudimos disfrutar de rápeles más bonitos y algún que otro tobogán en rincones que el paso del agua se había encargado de pulir. De esta primera parte destacar un pequeño tobogán que al principio hay que bajar lentamente haciendo oposición con los hombros hasta llegar a un punto más vertical que te conducía a una marmita bien profunda.
Volvimos a encontrar otra zona abierta y muy rocosa que nos dificultaba la progresión y afeabala actividad. Cuandoya estábamos convencidos de que las reseñas y opiniones de la Hoz del Vau de Azones estaban algo exageradas entramos en un segundo tramo encañonado con numerosos rápeles y un par de saltos que disfrutamos como enanos.
Finalmente, salimos del barranco sobre las 15 horas pero aun nos esperaba una actividad sorpresa, vadear el río Cares que bajaba con demasiada fuerza como para cruzarlo sin seguro alguno. Así, decidimos que fuese Manu quien se encordara y el resto, desde un lugar cómodo en la orilla, le diese cuerda poco a poco. Alcanzada la otra orilla, pasaron Jonathan y Pepe utilizando la cuerda a modo de pasamanos. Como última maniobra se montó una polea en un robusto árbol y entre los tres fueron “pescando” a Edu del río Cares, como si de un salmón se tratase (un muble mejor dicho porque en este caso el espécimen tampoco se comía).
Una vez cambiados y con todos los vehículos, nos dirigimos a Las Arenas para compartir unos “culines” de buena sidra asturiana en una terraza antes de afrontar el camino a casa.
Conclusión: Barranco no muy largo del que realmente merece la pena la segunda mitad del mismo.