REFLEXION DEL SOCORRISTA
En el ámbito de las técnicas de espeleosocorro existen muchos y diversos puntos de vista, dependiendo de la escuela, del momento, de la persona que las aplique y un sinfín de variantes que ponen en contraposición a los socorristas a la hora de afrontar una maniobra, ofreciendo tantas posibilidades como ojos que lo miran. Vamos a partir de que toda instalación es susceptible de mejoras o incluso de diferentes formatos y todos validos, eso si siempre que cumplan la que debiera de ser la única y principal premisa para un socorrista (aplicable a cualquier ámbito): la seguridad del herido y del equipo de rescate. Para cumplir esta máxima vamos a ver si creamos unos “mandamientos” intentando ser objetivos. Preguntándonos y dando respuesta a estas cuatro reglas que planteamos, deberemos de ser capaces de afrontar el planteamiento de una maniobra de rescate donde se cumpla el principal mandamiento, aunque sigo insistiendo no se trata de un protocolo de actuación, puesto que cada persona podrá llegar a conclusiones diferentes y maniobras distintas pero que cumplirán con la seguridad del herido y del equipo de rescate.
- El material que se utilice en rescate nos ofrecerá la garantía suficiente de seguridad, estando en buen estado, siempre homologado y cumpliendo las exigencias legales.
- Esta demostrado que este material aguanta las técnicas que utilizamos así como las cargas a la que lo sometemos. Incluso en ocasiones hemos comprobado que con menos material e incluso de menos resistencia también vale, pero entonces ¿porque no lo usamos? Bien la respuesta es clara y concisa: porque puede fallar. Es decir:
- ¿porque ponemos tres anclajes, si con dos valdría?: por si falla uno, no puede quedar todo pendiendo de un solo anclaje (solo pensarlo me tiemblan las piernas).
- ¿Por qué ponemos mosquetones de mas de 2000 kg, si parece que nunca superamos los 500?: porque el mosquetón puede quedarse accidentalmente trabajando trasversal o abierto, donde solo aguanta 700; porque con el paso del tiempo y el uso ira perdiendo resistencia, pero seguiremos teniendo un margen de seguridad lo suficientemente amplio como para seguir fiando nuestra vida y la de otros compañeros. Por esta razón, debemos de conocer el estado del material que utilizamos, por ello nunca utilizaremos material del cual desconozcamos su estado y origen (por ejemplo una instalación fija en una cueva. Si bien dicha instalación nos trasmite buenas sensaciones (porque la conocemos, porque es evidente su buen estado…), la podremos usar aplicando el artículo 1º y 2º)
- ¿Porque en la pared ponemos tres anclajes pero a la camilla solo la sujeta un mosquetón? Porque el mosquetón aplicando el 1er. artículo nos garantiza su validez, mientras que la pared es un factor que no podemos controlar (dureza, calidad, asentamiento del expansor…) por ello reaseguramos el reaseguro.
- Esta demostrado que este material aguanta las técnicas que utilizamos así como las cargas a la que lo sometemos. Incluso en ocasiones hemos comprobado que con menos material e incluso de menos resistencia también vale, pero entonces ¿porque no lo usamos? Bien la respuesta es clara y concisa: porque puede fallar. Es decir:
- Cuando planteemos una instalación siempre tendremos que preveer que ocurrirá si uno de los eslabones falla.
- ¿Qué ocurrirá? Si la respuesta (recordemos: desde el punto de vista de la seguridad del herido y del equipo de rescate) es que las cosas seguirán igual pero con un eslabón menos, la instalación es valida. Ahora bien si ese eslabón compromete en algo o a alguien: estamos fallando.
- Una maniobra e instalación no empieza y acaba en la propia maniobra, empieza antes de, y acaba después de.
- Cuando enfocamos una instalación o maniobra no deberemos ceñirnos al obstáculo en si. Tendremos que preveer lo que ocurrirá y nos hará falta antes y después. Un análisis mental y completo evitara sorpresas, no dejemos nada al azar o lo demos por supuesto. Por ejemplo: en progresión de un espeleólogo, los accidentes se suelen producir en las aproximaciones a la cabecera y al finalizar el descenso (bien porque no hay nudo final, o porque se soltó antes de tiempo) vamos que por lo general no en medio. Siempre prestamos mucha atención a la maniobra en si, y menos a los prolegómenos, como anclarse bien al pasamanos. Digo esto porque la mayoría de los instaladores en socorro se centran demasiado en el ascenso o descenso de la camilla, y no como la va a enganchar o desenganchar de la instalación, llegando a poner en verdadero peligro al herido y al equipo cuando se improvisa.
- Una maniobra de socorro tiene que ser eficaz.
- Tenemos la mala costumbre de realizar maniobras demasiado técnicas y espectaculares cuando en la mayoría de los casos no son necesarias. A la hora de elegir una u otra técnica o planteamiento exciten muchos factores que influyen en la decisión: conocimientos, estado del herido, material y personal de que se dispone, tiempo, entorno… para llegar a una buena solución es necesario plantear una balanza, donde en un lado ponemos los pros y en otro los contras de la maniobra que queremos hacer. Si con el máxima regla por encima de todo, los pros pesan mas que los contras, la maniobra es acertada.
- La eficacia de una maniobra lo marcan la fluidez y el tiempo de duración de la misma. En demasiadas ocasiones las maniobras no son fluidas: demasiadas paradas, poco entendimiento entre el equipo, no haber preparado o previsto todos los componentes de la misma. Su falta de fluidez atañe a la duración. Habitualmente se estiran demasiado. La camilla deberá de estar en una instalación lo justo y necesario. La velocidad, sin correr, también es seguridad. Cuanto menos tiempo se este en una maniobra técnica, menos tiempo se esta en peligro. Una buena sincronización y coordinación antes de la maniobra facilitara este aspecto. Comunicación y entendimiento entre todos los miembros del equipo. El Jefe de Equipo deberá de trasmitir las ideas y las órdenes con claridad y los socorristas deberán asimilar y entender dichas órdenes. Nunca deberemos dar por echo que nos han entendido y nunca deberemos decir que si cuando no lo comprendemos.
CONCLUSIONES FINALES
Como aclaración final, creo que debemos de abrir mas lo ojos cuando planteamos una maniobra de rescate. Evidentemente la practica y en consecuencia la experiencia nos irán dando las claves para mejorar nuestra capacidad de análisis y decisión. Me gustaría hacer también una última reflexión. Cuando recibimos o impartimos cursos, o bien en practicas o simulacros se tienden a hacer maniobras casi siempre técnicas para superar obstáculos. Esto es debido a que se sobreentiende que este tipo de actividades son para aprender y perfeccionar las técnicas que se aplican en espeleosocorro ya que habitualmente no las ejercitamos. Quizá estas mismas prácticas nos lleven a un mal entendido o a una consecuencia no deseada. Mayoritariamente tanto en prácticas como en casos reales, tendemos a realizar maniobras técnicas cuando quizá no sean necesarias. Esto lo tenemos que tener en cuenta a la hora de plantear una acción, LA SOLUCION MAS SENCILLA SUELE SER LA MEJOR. Muchas veces un desfondamiento suele ser mas rápido y eficaz, realizar un pasacamillas que una tirolina; un resalte entre bloques puede salvarse con hombre-ancla antes que con un contrapeso; la línea recta no tiene porque ser el camino mas corto. Y al final lo más importante de cualquier maniobra es que todo el equipo trabaje en pro de realizarla, utilizando términos marineros: si en un barco todos reman a una quizá no sea el mejor pero avanzara bien; si hay uno solo que rema a la contra aunque el resto sean los mejores el barco no avanzara. Por ello resumamos nuestras prioridades en una sola: la seguridad.