Exploración
SEGUNDO ASALTO
Esta será la segunda entrada la Torca del Corzo para seguir con la desobstrucción; entramos a las 10:15 y hemos avanzado unos tres metros; se consigue trabajar erguido y tenemos que montar un polipasto para poder sacar bloques debido a su tamaño. Son curvas de meandro pronunciadas, concrecionadas y ennegrecidas por la corriente de aire pero su anchura no me permite meter la cámara para grabar en condiciones. Hace muchísimo frío se nos quedan las manos heladas y seguimos escuchando por una parte le ruido del aire y un eco. Ha sido un día duro de trabajo pero productivo. Conclusión: Hay que seguir desobstruyendo Salida a las 21:30 |
COLABORANDO CON KARSTEXPLO
COMIENZA LA OBRA
A pesar de que no llueve, la temperatura es fresca por lo que no hay apenas contraste ni corriente de aire fuerte, solo se hacía más notable en los pasos más estrechos; el agua caída hace que la torca esta mojada a partir del P 8, Llegamos empapados a punta pero al no hacer demasiada corriente se podía estar más o menos bien. El objetivo era forzar el paso en el meandro; era cierto que no cabía ni la mano pero la corriente de aire era heladora. Nos pusimos con las pajitas con la técnica ya completamente depurada lo que permitió el rápido avance, con esto y con la siempre socorrida maceta española comienza una larga desobstrucción, pero esperanzadora porque en relativamente poco tiempo se puede trabajar más cómodo; no se puede hacer punto caliente puesto que toda la base del pozo esta mojada excepto donde se está trabajando. No miramos las ventanas ya que se nos olvido la broca de 6mm. Comenzamos el ascenso sobre las 17:30, de nuevo esta tortura de ascenso al exterior al que ya le estamos cogiendo hasta cariño, a las 19:00 todos fuera |
CONCLUSIÓN: HABRÁ QUE INTENTARLO
Esta entrada está encaminada a revisar la punta de la torca donde la vez anterior llegó solamente Iván y las posibles ventanas del último P50. De esta manera opinaremos más gente para tomar una decisión al respecto, pues de seguir trabajando en ella la desobstrucción que nos espera se antoja un tanto larga y costosa, pero la verdad es que esa corriente de aire nos hace mirarnos una y otra vez entre nosotros y hacernos la misma pregunta, ¿Pero? ¿Vamos a dejar esto aquí? Entramos pronto y con el material justo para reinstalar el último pozo, los tortuosos pasos se van sucediendo uno detrás de otro y en aproximadamente una hora ya nos encontramos los tres en la cabecera del P50, comienza David con la instalación y le seguimos observando si se nos ofrecía alguna otra posibilidad. Al llegar a la base del mismo no podíamos creer el ruido y la cantidad de aire que salía por esa especie de meandro dibujado en el suelo por el que tan solo nos cabe la mano en el mejor de los casos. El aire llega a mover la cuerda que acabamos de instalar y que se encuentra a unos tres metros de nosotros, incluso en ocasiones nos quedamos callados durante un buen rato para poder escuchar atentamente, llegamos a pensar que podía tratarse de agua y que podía haber un rio del otro lado o ¡una cascada! Inevitablemente nos estábamos viniendo arriba por momentos así que decidimos ir saliendo poco a poco, revisar las ventanas pendientes y topografiar hasta el punto donde se dejo la anterior entrada. Logramos salir antes de que Ana que llegaba de trabajar e iba a unirse con nosotros empezase a descender la torca. De esta manera, pronto por la tarde y con una sensación de no saber cuál es la decisión más acertada acabamos la jornada. Hora solo toca tomar una determinación. EL AIRE NOS GUÍA PERO NOS FRENA
La incertidumbre de saber que es lo que nos deparaba el pozo donde nos habíamos quedado en la anterior entrada nos hace volver pronto a esta torca. Tras unos pequeños trabajos de desobstrucción en la diaclasa después del pozo de entrada, se llega hasta punta. Antes de instalar la vertical, se ensancha el paso al meandro para facilitar los trabajos. Instala Ana y baja Juanjo el esperado pozo, que debido a su morfología no deja ver lo que esconde hasta que éste toca suelo y tras él, el resto del grupo. Se trata de la base de un pozo, que se ha formado tras vaciarse las fuertes curvas de un meandro, que aún se pueden ver en la parte alta, y en la base del pozo, además de en las paredes, donde ha dejado finas y cortantes lajas. La verdad es que es curiosa la forma de este pozo, y sobre todo el meandro estrecho y perfecto que dibuja en el techo y en el suelo, donde se vuelve a desfondar en otro pozo de unos 50mts. Pero como no iba a ser de otra manera, esta cabecera también se iba a vender cara, obligando a forzar su paso. Tras comer, Iván comienza a instalar la vertical sin tener muy claro si se va a conseguir pasar sin desobstruir, escuchando desde la cabecera un ruido a lo lejos. Finalmente consigue colarse, y el pozo se abre de una forma vertical y limpia. En su base, totalmente lisa, nace un pequeño meandro tallado en el suelo que se pierde en una fisura en la pared, de donde proviene el fuerte ruido que se escuchaba desde la cabecera, y que no es mas que el aire de este ¡¡¡pequeño!!! agujero soplador. Todo el aire que se ha seguido hasta llegar aquí, sale por este pequeñísimo agujero, por el que es imposible ver que hay al otro lado, ni si quiera se puede lanzar una piedra por él. Tras esta desilusión y creyendo complicado continuar por ahí, aunque no se desestima del todo, Iván comienza a subir, observando una posible ventana a un pozo paralelo en mitad, que se deja para mirar la próxima vez. La salida de Iván por la estrechez de la cabecera se complica y necesita ayuda de Juanjo y Ana, para finalmente y después de un buen rato, consigue salir. Por ello Juanjo decide hacer una pequeña desobstrucción, retirando una colada y bloque a mazazos, que no tarda en caer por la gran vertical. Ahora queda otra zona mejor por la que acceder al pozo. Solo queda salir a la superficie, con la extraña sensación agridulce de habernos topado con un paso muy complicado, pese a la ilusionante corriente de aire que cruza por él. |